Santa Julia celebra Nuestra Señora de Guadalupe llevándola a la gente
By VICTORIA JOHNSON
SILER CITY — En las afueras de una casa en Siler City el sábado pasado, el padre Julio Martínez de la Iglesia Católica de Santa Julia se paró en la parte trasera de una camioneta. De allí, dirigió una oración en español ante una pequeña multitud de gente.
En otra camioneta a su derecha, un poste sostenía un gran retrato de una mujer de piel oscura envuelta en un manto verde. La luz dorada la rodea y un cordón negro se envuelve alrededor de su cintura, simbolizando que está embarazada de su hijo, Jesús.
Los mexicanos la conocen como la Virgen de Guadalupe, y el sábado, 12 de diciembre fue su celebración — un día en el que los católicos mexicanos se reúnen año tras año para venerarla y rezarle.
“¡Viva la Virgen de Guadalupe!” Martínez le gritó a la multitud. “¡Que viva!” la multitud gritó en respuesta, aplaudiendo.
Al igual que muchas otras iglesias en todo Estados Unidos, la Iglesia de Santa Julia y sus feligreses no pudieron organizar una gran celebración de varios días que suelen realizar para la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe. Sin embargo, mientras que otras iglesias cancelaron las celebraciones o las pusieron en línea, Santa Julia encontró una manera de celebrar la ocasión juntos en persona.
La idea se le ocurrió a Martínez y a otros líderes de la iglesia a fines de octubre, cuando dijo que los crecientes casos de COVID-19 hicieron evidente que necesitaban tener una celebración alternativa.
“Durante bastante tiempo, no sabía qué íbamos a hacer”, dijo Martínez al News & Record. “Entonces cuando nos sentamos y … dimos a luz la idea de que en circunstancias normales, la gente va en peregrinación a la Virgen de Guadalupe, y ya que este año no pueden, serán la Virgen y su hijo quienes irán a la gente”.
Todo el sábado, Martínez, una caravana de carros y la Virgen de Guadalupe visitaron 15 hogares y vecindarios en Siler City, Snow Camp y Ramseur. La gente se reunió en cada parada para escuchar a Martínez y otros leer pasajes de las Escrituras, compartir reflexiones y ofrecer oraciones. Posteriormente, algunos se acercaron a la imagen de la Virgen de Guadalupe para ofrecer sus propias oraciones.
Algunos sitios servían comida mexicana y muchos tenían sus propios altares, que a menudo rodeaban una imagen de la Virgen con flores de pascua rojas. En el parque de casas móviles Country Living, los feligreses incluso convirtieron una portería de baloncesto en un altar improvisado. Decoraron el borde con flores y ataron tela de tul rojo, blanco y verde — los colores de la bandera mexicana — al poste de la portería, permitiendo que cada pieza se balanceara detrás de la imagen de la Virgen en una mesa debajo.
“Toda la celebración habla del amor entre la madre y su gente”, dijo Martínez. “Ese es realmente el propósito — y el amor de la gente por la madre”.
Así describieron a la Virgen de Guadalupe muchos feligreses de la peregrinación del sábado — como otra madre, una figura empoderadora, una amiga y un símbolo de esperanza.
“Ella es como un escudo”, dijo Raúl Rodríguez, quien asistió a la celebración el sábado. Es de Guanajuato, México, y llegó a Siler City en 1995. “La Virgen de Guadalupe para nosotros como hispanos, como latinos, es una fuerza que te motiva a seguir adelante, como cuando uno cruza la frontera. … Es una intercesora y lleva las peticiones hacia su hijo Jesús. Es muy bonito”.
María Pérez Hernández, de 65 años, se mudó a Siler City hace 20 años desde Veracruz, México. Ha estado asistiendo a Santa Julia y a todas las fiestas de la Virgen desde entonces.
“Mucho significa (la Virgen) porque desde que yo abrí los ojos, yo llevo esa fe y la religión siempre conmigo”, dijo.
Chelsea Prieto, de 15 años, ha estado en Siler City toda su vida. La casa de su familia fue una de las 15 paradas que hizo la Virgen el sábado. Su padre es mexicano, y ella dijo que las celebraciones del Día de la Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe le brindan un vistazo precioso a las raíces de su padre.
“Puedo ver más de dónde vengo, mis padres, su cultura”, dijo, y agregó: “Solo ver una muestra y ver una buena imagen o simplemente una idea es realmente agradable”.
Para Rodríguez, esa conexión es aún más especial.
“Por eso estas fechas para nosotros son muy importantes porque te traen los recuerdos de tu familia que se quedó en México, y estamos aquí”, agregó. “Como que nos une este día”.
La Virgen de Guadalupe también ocupa un lugar especial en el corazón de Claudia Martínez y su familia. Claudia, de 27 años, creció en Siler City, pero su familia emigró a los Estados Unidos hace exactamente 24 años a partir del 12 de diciembre.
“Mi mamá, desde que era pequeña, siempre nos dijo que cuando cruzaba la frontera, siempre rezaba a la Virgen María para que nos ayudara a cruzar y llegar a salvo, así que hoy es muy especial para nosotros”, dijo, y agregó: “Ella nos ha guiado y ahora yo también les enseño a mis hijos (sobre ella)”.
Cecilia Esquivel, de 27 años, creció en Aguascalientes, México, pero ha vivido en Siler City durante los últimos 15 años. Llevaba un manto verde, parecido al de la Virgen de Guadalupe, y vistió a su hija de dos meses, Evelyn, con un vestido guadalupana, que lleva una imagen de la Virgen.
“Para mí, es como mi madre”, dijo sobre la Virgen de Guadalupe. “Mi mamá se fue a México hace más de tres años cuando mi papá murió de cáncer, y entonces me quedé sin mi mamá aquí. Yo me he refugiado en ella (la Virgen). Es lo único que tengo”.
‘México es Guadalupe’
En México, la historia detrás de la Virgen de Guadalupe se remonta a casi 500 años hasta el 9 de diciembre de 1531, aproximadamente una década después de la caída del imperio azteca.
Juan Diego, un indígena mexicano que recientemente se había convertido al catolicismo, caminaba por el cerro Tepeyac (ahora en la Ciudad de México) cuando se le apareció una mujer de piel oscura. Estaba vestida como una princesa azteca. Hablando en su idioma nativo, el náhuatl, se presentó como la Virgen María y le dio instrucciones a Diego para que le dijera al obispo local que construyera una iglesia en esa colina en su honor.
Al principio, el obispo no le creyó y pidió pruebas. La Virgen accedió a darlas en otra visita a Diego. El 12 de diciembre, ella le ordenó que recolectara rosas castellanas, que no eran nativas de México, las colocara en su abrigo y se las entregara al obispo. Al abrir su manto, las rosas se derramaron y una imagen de la Virgen de Guadalupe apareció milagrosamente en el manto de Diego.
Reconociendo el “milagro”, el obispo construyó un pequeño santuario en el cerro Tepeyac y luego construyó una iglesia más grande debajo, conocida hoy como la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe. La imagen original todavía se encuentra allí hoy y atrae a millones de peregrinos cada año.
Para los católicos mexicanos, la Virgen de Guadalupe no es solo un ícono religioso; está arraigada en la identidad nacional de México, dijeron los feligreses. Ella es mestiza — una mezcla de herencia europea e indígena, como muchos mexicanos — y se le apareció a un indígena mexicano hablando su lengua materna.
“Hay un gran dicho en México que dice así: ‘México es Guadalupe y Guadalupe es México’”, dijo Martínez. “No se pueden separar los dos. Cuando conoces a la gente católica mexicana, es cuando entiendes eso”.
“No se puede decir que sea una tradición porque es algo más fuerte que eso”, agregó Celia Rodríguez, de 44 años, quien llegó a Siler City desde Guanajuato, México. “Es lo que nos mueve, nos motiva a pasar frios, a pasar muchas cosas”.
Las celebraciones normales del Día de la Fiesta de Santa Julia encarnan esta conexión. Los preparativos, e incluso la celebración en sí, a menudo comienzan semanas antes, dijo Martínez. Los feligreses contribuyen con dinero para cubrir los costos de las bandas de mariachis; otros aportan comida mexicana casera, como tacos y tamales.
La celebración generalmente comienza en noviembre, dijo Martínez, cuando reciben la “Antorcha” de México. Aproximadamente tres semanas antes del 12 de diciembre, alrededor de 100 corredores suelen llegar a pie a Santa Julia, con una antorcha encendida con fuego de la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe en la Ciudad de México, junto con imágenes de Juan Diego y la Virgen misma.
“La llama entra a Estados Unidos y viaja a diferentes parroquias, y somos una de las parroquias que las recibe en la zona”, dijo Martínez. “… Entonces, los encontramos aquí alrededor de (U.S.) 64, y luego son escoltados aquí”.
Una vez que llega, suelen tener una misa y luego hacen una celebración con comida, bailes y bandas de mariachis. Encienden una vela de la Antorcha, y luego los corredores la llevan a otra parroquia vecina. El 12 de diciembre llega a Nueva York.
“Lo que representa son los inmigrantes, nuestras raíces o nuestros antepasados”, dijo Jerónimo Prieto Medina, quien es de Oaxaca, México. Él y su familia participan como corredores. “Es por eso que comenzaron a hacer esto … Estamos tratando de mantener nuestra cultura, mantener nuestras creencias, nuestra religión”.
“Es un poco de su país lo que les llega”, agregó Martínez.
Este año, la iglesia aceptó la Antorcha el 17 de noviembre, según Martínez, aunque sin su habitual desfile de corredores. Este año, dijo, cuando el Antorcha llegó a la frontera, los guardias fronterizos no permitieron el paso de corredores mexicanos debido al COVID-19, aunque sí dejaron entrar las imágenes y la Antorcha.
“Entonces decimos que es maravilloso que Nuestra Señora de Guadalupe haya podido entrar sin visa”, dijo riendo.
El 12 de diciembre, Santa Julia por lo general abre la fiesta de la Virgen con “una serenata” a las 3:30 o 4 a.m., dijo Martínez, con una gran banda de mariachis. La gente canta, baila y venera la imagen de la Virgen. Más cerca del amanecer, desayunan a la mexicana con chocolate caliente. Después, la gente va a trabajar si el día cae durante la semana.
“Luego, para la gran misa (por la noche), la iglesia generalmente está llena y la gente incluso está fuera de la iglesia porque simplemente no caben”, dijo. “Los mariachis están ahí y los coros de nuestras iglesias también cantan. Si la imagen ingresa a la iglesia, será acompañada por los bailarines y tambores vestidos con la indumentaria indígena. … Es bonito”.
Y aunque los feligreses dijeron que desearían haber realizado una gran celebración, muchos también están felices de poder marcar la ocasión de alguna manera.
“A través de cualquier forma, método, ya sea en la iglesia o aquí en nuestra casa, (está bien) siempre y cuando podamos celebrarla”, dijo Claudia Martínez.
“La fe nos mueve para donde la Virgen esté”, agregó Pérez Hernández. “Ahí vamos a estar nosotros también … Vamos a estar siempre con ella”.